Geriatría
A medida que envejecemos se producen una serie de cambios en nuestro organismo que provocan que el riesgo de sufrir desequilibrios o carencias nutricionales aumente. Se calcula que la prevalencia de la malnutrición energético-proteica en los pacientes geriátricos hospitalizados es alrededor del 60% y sobre el 50% en el caso de los pacientes domiciliarios.
La pérdida del sentido del gusto y del olfato, las dificultades de masticación o de salivación producidas por posibles trastornos neurológicos como la disfagia, la depresión y la soledad, la medicación y los efectos secundarios provocados, o los problemas gastrointestinales, se encuentran entre las principales causas.
Las consecuencias son varias. Con la desnutrición se produce una reducción de la capacidad física y mental, el riesgo de infecciones aumenta, la cicatrización de las heridas es peor y las convalecencias son más largas. Además, estas consecuencias a su vez aumentan la morbilidad y prolongan la estancia hospitalaria provocando, por un lado, un aumento de los costes terapéuticos y, por el otro, la disminución de la calidad de vida de los pacientes.
Dependiendo de su actividad, la mayoría de los pacientes ancianos requieren al menos 1 g de proteína y alrededor de 30 kcal por kg de peso y día, aunque, entre el 56% y el 40%, no cumplen con estas recomendaciones de ingesta de proteínas y energía. Una de las intervenciones más importantes en pacientes geriátricos malnutridos es la suplementación nutricional. Los suplementos nutricionales orales tienen poco efecto supresor del hambre, como consecuencia se ingiere una media del 68% de energía, además de lo que se ingiera con la dieta normal. Por lo tanto, los suplementos orales líquidos pueden aumentar efectivamente la ingesta dietética y contribuir al tratamiento de la desnutrición relacionada con la enfermedad siempre bajo supervisión médica.
Además de una ingesta inadecuada de proteínas y energía, también hay evidencia de que la ingesta de micronutrientes, especialmente calcio, hierro, zinc, magnesio, cobre y otros, así como vitaminas A, D, E, C, B6 y ácido fólico también es insuficiente.