Disfagia
La disfagia es la dificultad para tragar alimentos o bebidas. Su prevalencia varía según la naturaleza y el curso de la enfermedad subyacente. Por ejemplo, en los pacientes con accidentes cerebrovasculares es aproximadamente del 50% inmediatamente después del inicio del accidente cerebrovascular y con el tiempo disminuye. En cambio, en las enfermedades neurogénicas degenerativas, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), en las que es de alrededor del 60% en los pacientes recientementes diagnosticados, empeora en el curso de la enfermedad. En las residencias de ancianos se calcula que la prevalencia es del 55%, en los pacientes con cáncer de cabeza y cuello alrededor del 50% y en los pacientes con reflujo alrededor del 30%.
Las causas de la disfagia pueden ser de origen neurogénico o estructural. Las enfermedades neurológicas y las lesiones que afectan al control neurológico de la deglución incluyen, por ejemplo, los accidentes cerebrovasculares. Las causas estructurales o anatómicas de la disfagia dificultan mecánicamente la deglución, por ejemplo, un tumor que estrecha el tracto faríngeo, o el envejecimiento con la consiguiente reducción de la saliva, la dentadura y la fuerza muscular. Otras causas de disfagia pueden ser de carácter médico, por ejemplo, el tratamiento de una enfermedad subyacente que perjudica la capacidad de tragar.
- Sensación de ardor en la garganta
- Dificultad para tragar determinados alimentos
- Cambios en el tono de voz antes o durante las comidas
- Tos o carraspeo durante o después de tragar
- Los restos de comidas se quedan pegados en la garganta
- Dificultad para respirar
- Infecciones respiratorias frecuentes
- Pérdida de peso o apetito
La correlación entre la disfagia y la malnutrición es fuerte. El riesgo de desnutrición en los pacientes con disfagia es alto. Y viceversa, los pacientes con riesgo de malnutrición suelen tener también riesgo de disfagia como resultado de la degeneración muscular que se puede producir. De hecho, los músculos deglutorios pueden estar entre los primeros que se atrofian. Esto forma un círculo vicioso con consecuencias perjudiciales.