Lo más importante son las medidas higiénico-dietéticas 

El estreñimiento crónico es un problema prolongado en el tiempo, cuyo tratamiento puede requerir de medidas específicas durante meses e incluso años. Para el tratamiento son fundamentales 4 puntos claves: una dieta adecuada, educación del hábito defecatorio, ejercicio físico regular y, en ocasiones, tratamiento laxante. 

Respecto a la dieta, es importante ingerir alimentos integrales o enriquecidos con fibra como cereales, pastas, pan, legumbres…así como asegurar un consumo adecuado de frutas y verduras diarias (al menos 5 raciones al día), preferentemente fruta entera o en trozos y con piel. Hay que tener en cuenta que cuando el niño presenta una retención abundante de heces (impactación fecal), sería recomendable disminuir el consumo de estos alimentos hasta conseguir la desimpactación, dado que la fibra puede empeorar esta situación. 

Otro de los puntos esenciales y principal a la hora de tratar el estreñimiento es asegurar una ingesta de agua abundante recomendada para su edad, dado que una de las funciones del último tramo intestinal (intestino grueso o colon) es absorber agua de la materia fecal, y si el niño bebe poca agua, provoca que se formen unas deposiciones secas y duras. También es importante limitar el consumo de lácteos dado que disminuyen la movilidad de los intestinos, disminuyendo por tanto el tránsito.  

El segundo punto consiste en la educación del hábito defecatorio. Para ello, debemos acostumbrar, en el niño que no usa pañal, a una rutina regular sentándolo en el inodoro u orinal durante no más de 10-15 minutos, de 2 a 3 veces al día. Es preferible realizarlo tras las comidas, que es cuando el movimiento intestinal al ingerir alimentos (reflejo gastrocólico) facilita la defecación. Otro de los puntos esenciales a la hora de la educación defecatoria es enseñarle al niño que no se aguante las ganas de ir al baño, detectando las posturas de retención (cruzar las piernas, ponerlas rectas imposibilitando que las pueda flexionar, etc). También puede ser necesario usar “adaptadores de inodoro”, para que el niño esté lo más cómodo posible, y asegurar que los pies entran en contacto con el suelo, o se apoyen en un altillo a la hora de realizar la deposición. 

Tercero, es necesario fomentar la actividad física diaria, para así aumentar los movimientos del intestino grueso que favorecen el tránsito intestinal. 

Por último, puede ser necesario el empleo de laxantes vía oral o a veces como formas de enemas, siempre bajo prescripción de su pediatra. También es muy importante tratar adecuadamente las fisuras anales, ya que si el niño presenta dolor, va a evitar la defecación, con la consiguiente retención de heces y empeoramiento del cuadro.