Parálisis cerebral infantil: recomendaciones para la alimentación
01 Abr 2022
Alicante
Dra. Lorena Pastor Ferrándiz
Especialista en pediatría y nutrición infantil en el Hospital Universitario San Juan de Alicante.
Dependiendo del grado de afectación en la parálisis cerebral infantil, tendremos unas alteraciones digestivas u otras. En estos pacientes, las dificultades en la alimentación son muy frecuentes, por lo que tendremos que tener en cuenta distintos factores de riesgo nutricional:
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Disfagia: ingesta insuficiente, muy prolongada o riesgo de aspiración.
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Reflujo gastroesofágico, enlentecimiento del vaciado gástrico.
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Estreñimiento: por hipomotilidad-hipotonía, alteraciones esqueléticas, aporte insuficiente de agua y fibra, por el tratamiento farmacológico…
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Cambios en el gasto energético: en algunos casos disminuido, en otros aumentado (convulsiones, espasticidad…)
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Efectos secundarios farmacológicos: corticoides, medicamentos antiepilépticos…
La valoración nutricional de estos pacientes es dificultosa y con ciertas particularidades, tanto para la determinación de la talla como la para la estimación de gasto energético basal.
En cuanto a la vía de alimentación, se intentará siempre la vía oral. En el caso de incapacidad para alcanzar por boca los requerimientos nutricionales, disfagia o procesos de alimentación estresantes o prolongados, se considerará alimentación por sonda o por gastrostomía.
Siempre será de elección la alimentación básica tradicional o con adaptación de texturas, siempre que sea posible. Será importante asegurar una preparación correcta y una composición final equilibrada.
Cuando no se pueden cubrir sus requerimientos energéticos diarios, se valorará la utilización de suplementación enteral con:
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Módulos de hidratos de carbono, grasas o proteínas que se pueden añadir a su alimentación habitual.
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Fórmulas comerciales: normocalóricas normoproteícas, hipercalóricas (cuando son necesarias más calorías en menos volumen de alimentación) o elementales (mejorar el vaciado gástrico, o mala tolerancia por vómitos…)
Independientemente de la vía y el tipo de alimentación que utilicemos, es importante vigilar el estado de hidratación de los pacientes, y las posibles complicaciones asociadas a las alteración neurológica de base.
¿Y cómo podemos manejar las comorbilidades asociadas?
En la caso de disfagia, será necesario en ocasiones contar con la intervención de logopedas y foniatras, adoptar medidas posturales durante la ingesta, adecuación de texturas para hacerlas más espesas, dosificar volúmenes, usar ciertos utensilios (vasos) que ayuden a la deglución, y en los casos necesarios plantear nutrición por un dispositivo de nutrición enteral.
En el caso de reflujo gastroesofágico, las medidas posturales adquieren una mayor importancia (posición semiincorporada),modificar las formula enteral para disminuir el volumen o mejorar el vaciado gástrico, y en los casos necesarios asociar tratamiento farmacológicos con inhibidores de la bomba de protones o procinéticos. En algunos casos severos, se valorará cirugía.
En cuanto al estreñimiento, es importante asegurar una correcta hidratación, alimentación con fibra, y laxantes en los casos necesarios.
En los casos de movilidad limitada y baja exposición solar, debemos tener en cuanta la posible aparición de osteoporosis y déficit de micronutrientes, por lo que los aportes de vitamina D y otros oligoelementos resultan necesarios.
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