Inactividad física: un problema de salud pública

La pandemia de la inactividad física y el sedentarismo ha sido reconocida por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) como un factor de riesgo importante para la morbilidad y la mortalidad prematura.

De hecho, según unas estimaciones que se elaboraron en el 2012, no cumplir con las recomendaciones de actividad física es responsable de más de 5 millones de muertes en todo el mundo cada año. Recientemente, los datos de más de 1 millón de personas indican que los altos niveles de actividad física, equivalentes a 60-75 minutos de actividad física de intensidad moderada por día, parecen eliminar el aumento de los riesgos de mortalidad asociados con permanecer mucho tiempo sentado. Sin embargo, se sabe que tan sólo el 18% de los adultos de 65 a 74 años y el 15% de los mayores de 75 años cumple las pautas de ejercicios aeróbicos y de fuerza muscular (definidos como actividad aeróbica moderada-vigorosa ≥ 150 min / semana y entretenimiento de fortalecimiento ≥ 2 sesiones / semana).

La inactividad física es considerada un factor clave en el inicio de la disminución de la masa muscular y la función, que a su vez está relacionado con la aparición de la fragilidad. El deterioro de la fuerza muscular y la masa, la resistencia cardiovascular y el equilibrio conducen a una disminución de las actividades de la vida diaria, un mayor riesgo de caídas y pérdida de independencia y calidad de vida, entre otros. La inactividad física y un estilo de vida sedentario son los factores principales en la pérdida y el deterioro de la función muscular. 

Estar inmovilizado periodos tan cortos de tiempo como pueden ser 5 días, incluso en personas jóvenes, provoca una disminución de la masa muscular de hasta un 4%, un 9% de la fuerza y hasta un 10% la capacidad cardiovascular. En caso de que el periodo de reposo absoluto fuera de 3 semanas el deterioro sería tal que equivaldría a un deterioro de la capacidad funcional de 30 años de envejecimiento. Estudios han demostrado como tan sólo 14 días de reducción en el número de pasos diario son suficientes para aumentar el riesgo de futuro de enfermedad metabólica y resistencia a la insulina. Los daños de la COVID-19 sobre la actividad física, especialmente en la población española, han sido la reducción de hasta un 38% del número de pasos dados por la población.

Resumen

Teniendo en cuenta todos estos datos debemos mantener altos niveles de actividad física durante todo el transcurso de nuestra vida.