Hiperglucemia: ¿cómo tratarla?

La hiperglucemia se produce cuando los valores de azúcar en sangre son más altos de lo habitual. Las causas pueden ser varias: exceso de ingesta de hidratos de carbono, enfermedad intercurrente (infección, dolor, intervención quirúrgica, estrés…). En las personas diabéticas puede deberse a la omisión de alguna dosis de insulina o el cálculo erróneo de la dosis de insulina, etc. Cuando ocurre debemos actuar para tratarla y regular sus valores lo antes posible.  

Según la magnitud de la hiperglucemia y el tiempo de aparición se pueden desarrollar síntomas o no. La mayoría de las veces la persona que pasa por una hiperglucemia no siente ningún síntoma (cursa de forma asintomática), en otras ocasiones puede notar sensación de sed, cansancio, mareo, debilidad, inestabilidad y dolor de cabeza.

La principal medida para corregir una hiperglucemia es la hidratación adecuada con agua para evitar la deshidratación y favorecer la eliminación del exceso de azúcar por la orina. Se deben evitar los líquidos que puedan contener hidratos de carbonos (zumos o refrescos) ya que pueden contribuir a aumentar aún más los valores de glucosa en sangre. 

La actividad física como norma general también baja los niveles de azúcar en sangre, pero cuando estos son muy elevados (>250mg/dl) antes de realizar ejercicio físico es necesario descartar que se tengan cuerpos cetónicos ya que, si estos aparecen, estaría desaconsejada la actividad física hasta que se solucione el cuadro (necesitando adecuada hidratación y administración de insulina).  En este caso de descompensación con cuerpos cetónicos positivos  el ejercicio favorecería un mayor riesgo de acidosis pudiendo complicar el cuadro con una cetoacidosis diabética que requeriría de tratamiento en medio hospitalario con sueroterapia e insulina endovenosa.

Una vez solucionado el cuadro se debe valorar cuál ha podido ser la causa para intentar tomar medidas y evitar esa descompensación.