El ejercicio físico y una alimentación adecuada: el dúo imbatible para cuidar tu salud cardiovascular

La relación entre la actividad física y la salud cardiovascular es algo cada vez más conocido para la población general. Evitar el sedentarismo y hacer deporte varias veces a la semana con una intensidad moderada, es una de las herramientas más sólidas de las que disponemos para evitar enfermedades cardiovasculares, junto a una correcta alimentación. Por ello, cada vez son más los esfuerzos para estimular el ejercicio físico entre la población, mediante competiciones populares, circuitos saludables o educación en los colegios.

Sin embargo, una vez que se ha sufrido una enfermedad como un infarto de miocardio o una arritmia y se ha desarrollado una insuficiencia cardiaca (IC) surgen dudas sobre qué hacer. En ocasiones se ha recomendado a estas personas evitar la actividad deportiva para evitar riesgo de nuevos eventos. 

¿Es adecuado dejar de practicar ejercicio físico tras un evento relacionado con la IC?

Dejar de hacer ejercicio es perjudicial a largo plazo, pues los músculos del cuerpo, incluido el corazón, responderán al reposo y al sedentarismo con una atrofia y pérdida progresiva de función. Esto conlleva una mayor intolerancia al esfuerzo, peor calidad de vida y una mayor exposición a nuevos eventos al combinar en el corazón los efectos de la enfermedad y la falta de condición física.

En las personas con IC el ejercicio mejorará el pronóstico de la enfermedad y la calidad de vida al aumentar la tolerancia al esfuerzo, otorgándoles una mayor independencia para volver a su actividad previa. Sin embargo, es un reto en el que habitualmente suele ser necesario contar la ayuda de profesionales: rehabilitadores, fisioterapeutas y monitores deportivos, debido, sobre todo, a que es habitual que los pacientes con enfermedades cardiacas tuvieran un patrón de vida sedentario previamente y les cueste empezar a practicar ejercicio.

En muchos casos se les presentan muchas dudas; qué deporte es el ideal para ellos, cómo comenzar a practicarlo. Asimismo, los episodios de arritmias o recaídas son muy comunes en las fases iniciales tras ciertos eventos como un infarto, por lo que es fundamental retomar el ejercicio de manera paulatina y controlada. 

Los programas de rehabilitación cardiaca en tres fases buscan apoyar esta transición combinando una intensidad paulatina con educación en hábitos saludables:

1º fase- Ingreso hospitalario
El objetivo de esta fase es  lograr que las personas que han pasado por una IC pierdan el miedo a la actividad física para evitar la atrofia muscular que suele asociarse a las hospitalizaciones. 
Ejemplo: Ejercicios de movilidad articular o de mantenimiento (caminar, subir escaleras) de baja intensidad.

2º fase- Inmediatamente tras el ingreso
Esta fase de ejercicios controlados por médicos y fisioterapeutas busca un aumento paulatino de la actividad física, controlando la aparición de arritmias u otros problemas cardiovasculares. Es además el momento idóneo trabajar en una vida más saludable, incluyendo alimentación, tabaco, etc. 

3º fase- Ambulatoria
Una vez se ha comprobado que la persona con IC puede realizar actividad física segura y ha aprendido cómo hacerla, será fundamental que la integre en su vida, buscando actividades deportivas en su entorno. En ocasiones existen programas de colaboración entre los hospitales o los centros de salud con los centros deportivos del barrio para favorecer esta transición.

En los personas con insuficiencia cardiaca se recomienda una combinación de ejercicios aeróbicos con ejercicios de fuerza. Estos últimos suelen ser los más importantes al inicio en pacientes inactivos y sarcopénicos, pues no serán capaces de mantener suficiente tiempo una actividad aeróbica hasta que fortalezcan la musculatura implicada.

Tablas de ejercicios adaptados a la persona con insuficiencia cardiaca. 

• Levantarse y sentarse en una silla sin usar los brazos. El fortalecimiento de las piernas con este ejercicio ayudará a recuperar la independencia en actividades como levantarse sin ayuda de la cama o el sillón, desplazarse por el domicilio o comenzar a salir a la calle. 
  Nota: Según vaya mejorando la fuerza, se aumentaran las repeticiones.
• Los ejercicios deben realizarse lo más rápido que se pueda y con un número de repeticiones bajo que no provoque fatiga. 
• Actividad aeróbica lo importante es elegir el que mejor se adapte a los gustos o habilidades de la persona que realizará el ejercicio (marcha, running, ciclismo, baile, etc.) ya que así lo disfrutará y mejorará la adherencia. 
• Con una intensidad moderada sin llegar a su capacidad máxima. 
  Nota: donde la persona no pueda hablar mientras realice el ejercicio

Por otro lado, es importante recordar la relación entre el ejercicio físico y una nutrición adecuada. El fortalecimiento muscular y cardiaco no será posible alcanzarlo sin un adecuado aporte de calorías y proteínas. Es por ello, que en las fases de recuperación tras un episodio de insuficiencia cardiaca se debe prestar atención a una ingesta adecuada y buscar apoyo profesional para suplementarlas en caso de que esto no ocurra de forma natural. 

EXTRA:
Las distintas casas comerciales tienen un catálogo amplio de productos con distintas proporciones de calorías/proteínas, así como adaptaciones para enfermedades concretas (enfermedad renal, diabetes, etc). Si se lleva a cabo un registro adecuado de las ingestas que permitan saber cuántas calorías y proteínas se están consumiendo, será fácil elegir el suplemento que mejor se adapte en cada caso.