La importancia de la nutrición en una intervención quirúrgica

El objetivo de una intervención quirúrgica no es más que buscar un beneficio en la salud de una persona. Sin embargo, no deja de suponer una agresión, aunque controlada y empleando los procedimientos más seguros, para el organismo que la recibe. La cirugía somete al organismo a un estrés adicional, el cual superará con una menor dificultad si previamente se encuentra en óptimas condiciones para afrontarlo.  

A menudo, el motivo por el cual una persona necesita una intervención quirúrgica suele llevar asociado un aumento en las necesidades energéticas. Ese aumento del metabolismo es aún mayor si la intervención está motivada por un problema tumoral (cáncer).  

En muchos casos, el cáncer, se comporta como una inflamación mantenida en las que el metabolismo está aumentado por la liberación de las moléculas, a las cuales denominamos citoquinas. Ese estado hipermetabólico (hipercatabólico para ser más exactos) se ve agravado por el hecho de que se suele acompañar de una disminución de la ingesta de alimentos. 

 Esa ingesta insuficiente está originada tanto por causas locales, como las náuseas o malestar abdominal, como por la liberación de otras moléculas que disminuyen el apetito, los conocidos como neuropéptidos anorexígenos.  

Por todo ello, las personas que necesitan una intervención quirúrgica, sobre todo si ésta es como consecuencia de un problema tumoral maligno, suelen tener un estado nutricional inadecuado antes de la intervención. Por tanto, uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta un mejor afrontamiento de una intervención quirúrgica es la nutrición.  

Por innumerables evidencias, los médicos dedicados a la nutrición saben que, una persona bien nutrida, comparada con otra que tenga peor estado de nutrición, tiene menos posibilidades de sufrir una complicación, se recuperará antes y, por tanto, permanecerá menos tiempo en el hospital.  

Afortunadamente, cada vez es más frecuente encontrar hospitales en los que se llevan a cabo los llamados Programas de Prehabilitación dirigidos a disminuir las complicaciones asociadas a la cirugía. 

Estos programas incluyen diversas actuaciones que se agrupan en cuatro pilares fundamentales:  

• Una nutrición adecuada.  
• Un ejercicio adaptado. 
• Preparación en técnicas de alcanzar el mayor bienestar emocional posible. 
• El ajuste de la medicación.  

Recomendaciones 

No todas las personas son candidatas a este tipo de actuaciones de prehabilitación, pero conviene saber la existencia de este tipo de programas y qué centros lo tienen implementado. Puedes preguntarle a tu médico si cumples los criterios para ser incluido en estos programas.