Origen del estreñimiento infantil

En la edad pediátrica, la mayor parte de los casos de estreñimiento (90-95%) son de causa funcional, es decir, no encontramos una enfermedad o problema anatómico subyacente que lo justifique. En estos casos influyen factores alimenticios, sociales, psicológicos o el propio dolor anal, con temor a la defecación, que provoca la evitación y retención de heces, dando lugar entonces una mayor absorción colónica de agua, lo que crea unas heces más duras y de mayor volumen, con el consiguiente círculo vicioso.  

Además, si las heces permanecen mucho tiempo en el recto, el niño puede no notar las señales de necesidad de evacuación y se produce una dilatación del recto, que puede almacenar más heces aún, empeorando el cuadro.  

En la minoría de casos restantes (5%) nos podemos encontrar una causa que justifique el cuadro como son malformaciones o problemas del movimiento intestinal, malformaciones anales, enfermedad celiaca, fibrosis quística, alteraciones neurológicas, problemas del tiroides, etc. 

Existen 3 momentos claves en la infancia en los que es más posible la aparición del estreñimiento: 

• El paso de lactancia materna a fórmula infantil y alimentación complementaria: las fórmulas para lactantes pueden producir cambios en la consistencia de las heces, volviéndolas más duras. 

• El inicio de control de esfínteres y retirada del pañal: debe comenzarse la retirada del pañal cuando el niño tenga un patrón de defecación regular y existan comportamientos que nos indican que está preparado para ello, como que no realiza deposiciones durante el sueño, que es capaz de manifestar la necesidad de defecar o retener las heces hasta llevarlo al orinal, que pueda sentarse adecuadamente en el mismo y que tenga el nivel de comprensión para obedecer instrucciones. Si realizamos la retirada del pañal sin datos que nos sugieran que está dispuesto a ello podemos provocar que aparezca el estreñimiento o empeorarlo.  

• El inicio de la escolarización: puede empeorar el estreñimiento porque no se pueda continuar con las mismas pautas que en casa, dado que no se permita acudir al baño cuando sienta la necesidad, o evite ir al mismo porque éste se encuentre en condiciones no óptimas o sea desagradable para el niño.